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Ganadores del VII Concurso de Narrativa, Poesía y Ensayo 2023

Tenemos el placer de compartir con todos vosotros las obras ganadoras del concurso literario del curso 22-23.

Si queréis conocer las bases del concurso, lee el artículo que publicamos cuando se realizó la convocatoria de participación.

Lee las bases del concurso literario 22-23 <

PRIMER PREMIO. Modalidad Bachillerato

2.º de Bachillerato

Seudónimo: La Guionista. PCA

  

Entre tú y yo

A veces me hallo
mirando con recelo,
con nostalgia y cariño,
escenas que podrían haber acontecido.

A veces me hallo
entre el tú y el yo,
pensando en qué sería de lo vivido.

A veces me hallo entre tú y yo
y quizás a incontables pasos del vacío.

A veces me hallo, sin previo aviso.

“La Guionista”
Descendencia

Saldré de esta,
con pena el corazón,
altibajos con razón,
a media melena.
Saldremos de esta,
confía en la charca
que te sumerge
y en tu hundimiento,
le verás a la bestia los dientes.

Saldremos de esta,
viendo,
que no hay mayor pavor
que el que no arriesga.
Saldré de esta,
pensando que si callé
fue por borrarme del mapa
y solo a ti querer tenerte en cuenta.

“La Guionista”

Primer Premio. 4.ºESO

“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”.

El Camino. Miguel Delibes.

                                                                                                                       

            Me encontraba en el coche con la música puesta. No era un día muy apaciguado, pero tampoco lo había sido durante las diez horas anteriores. Las grandes gotas que caían encima del coche hacían que la música, que no estaba muy alta, no se oyera, tan solo vibraba un poco el coche con cada ritmo, pero nada más lejos de la realidad. Creía que la música me iba a calmar, pero no, me aceleré aún más y no sabía cómo controlarlo. Lamentablemente, tuve que consumir cosas que nunca me hubiera imaginado consumir, pero tenía justificación: iba a tomar venganza por el bastardo que hace justo un año asesinó a mi hermano. Nunca fue detenido porque la justicia lo declaró homicidio imprudente, pero yo sé que no, a mi hermano lo mataron porque sabía cosas, cosas que a ellos no les gustaba que supiera. Y decidieron quitarlo de en medio.
            Me dispongo a salir del coche, mi chaqueta de cuero hacía resbalar las gotas de esa agua tan punzante. Me volví a meter, grité de impotencia, pues yo sabía que no lo podía hacer, pero si no tomaba la justicia por mi mano, sabía que nadie lo iba a hacer. Saco la pistola de mi bolsillo, le quito el cargador y miro: el cargador lleno, diez balas dispuestas a ir directas a la cabeza de ese malnacido que un 9 de marzo me arrebató a lo que más quería. Salí de nuevo del coche, un coche negro que me hacía recordar lo oscura que es la vida que tengo después de un año sin celebrar el cumpleaños de mi hermano. Camino hacia el portal, mi chaqueta está empapada de esa lluvia que lleva cayendo durante ocho días seguidos. Mis pantalones grises se estaban volviendo prácticamente negros y pesados debidos al goteo y al tejido vaquero. Tanta agua resbalaba que me era prácticamente imposible caminar ya que mis botas, esas botas marrones que me regaló mi hermano en mi vigésimo séptimo cumpleaños, se estaban calando completamente después de pasar por varios enormes charcos. A mí me daba igual, yo solo quería que esa escoria dejase de respirar.
            Después de caminar unos metros debajo de esa espesa lluvia, llego al portal número dos. Me planto frente a la puerta del individuo del 2ºB. Toco la puerta y me abre. Me abre el hombre al que vi matar a mi hermanito en frente de mis propios ojos. Él me reconoce y sabía a lo que iba. Él era consciente de su futuro, yo no, no sabía qué iba a pasar después de mi acto, lo que sí sabía era que mi conciencia y la de mi hermano iban a permanecer libres y tranquilas. Cargué el arma, cerré los ojos y disparé. Sentí un alivio indescriptible y, con el trabajo hecho, me fui a pasar el resto de mis horas junto a la tumba de mi hermano, esperando a que me llegara la hora para poder volver a estar junto a él.

I. V. S.

Primer Premio. Modalidad 1.º y 2.º ESO.

“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”.

Miguel Delibes

Había una vez una familia que tenía que viajar urgentemente a otro país, ya que un familiar estaba gravemente herido a causa de un accidente.
Ellos llegaron al aeropuerto con unas maletas con las cosas más importantes e imprescindibles porque con las prisas no les dio tiempo a organizar todo. Al llegar, fueron a comprar los billetes para irse en avión.
Eran casi las nueve y media de la noche y hacía mal tiempo. Habían previsto que tal vez iba a llover. Ellos tenían dos opciones: una era esperar a que el tiempo mejorara y la otra opción era irse en el vuelo de las diez. Decidieron irse a las diez por si el asunto empeoraba y a su familiar le pasaba algo. Se fueron rápidamente al avión. Una vez allí, miraron por la ventana. Empezó a llover más fuerte, pero aun así eligieron irse igualmente. En cuanto despegó el avión, empezaron a caer truenos y los viajeros cada vez estaban más asustados. El tiempo cada vez empeoraba más y cada vez se hacía más peligroso el viaje. Había muchas turbulencias y todos los pasajeros tenían mucho miedo.
El piloto del avión cometió un fallo muy grande. Pensó que enseguida iban a llegar, pero fue disminuyendo la altura del avión demasiado pronto y, sin darse casi cuenta, ya que estaba todo muy oscuro, se estrelló con algo y el avión cayó con todos dentro. Varias personas murieron y otras resultaron gravemente heridas. De aquella familia sobrevivió solo el padre y pensó: “las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”. Él estaba herido y parte de su familia casi sin vida. Si hubieran esperado a que el tiempo mejorara, nada de esto habría pasado. Se llevó una gran lección: Hacer las cosas con prisas no siempre sale bien”.

YWCh

Segundo Premio. Modalidad Bachillerato

A. R. F. 2.º de Bachillerato.

Seudónimo: Ella.

“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”.

Miguel Delibes

Samu, he perdido la apuesta.
Incluso siendo consciente desde un primer momento que únicamente me acercaría como un cazador a la peor de las presas de aquel lugar, sucumbí. Aun sabiendo que la que debía caer ante mí era aquella chica tan extraña y misteriosa, y no al contrario. A pesar de que intenté mantenerme firme de cara al reto y cumplir, la verdad de todo, es que el juego de “conquistar al bicho raro”, me terminó por hacer perder el equilibrio de muchas más formas que solo perder un desafío; una conquista. Porque al final, terminé cayendo yo ante ella, y no como estaba planeado.
Realmente me gustaría que por un momento fueras capaz de ponerte en mi posición; de entender ante lo que me encontraba. Y, sinceramente, más allá de su físico inusual, lo que realmente me atrapó es que ella tiene la habilidad de ser lo que quiera ser. A veces tan tierna, tan cálida, tan frágil. A veces tan fría y distante, tan humana... El amor y el odio, podía llegar a ser una de las cosas más puras, pero a la vez lo más profano que puede habitar en la tierra. Es el día y la noche, es ácida y dulce, dura como el acero y delicada como cualquier flor al comienzo de la primavera. Siempre sabes que te mantiene oculto lo peor de su ser, pero te muestra la mejor de sus facetas con la intención de que permanezcas a su lado. Podría reparar tu corazón o quebrarlo sin ningún tipo de culpabilidad cuando se le antoje, porque siempre ha tenido esa increíble y destructora potestad sobre aquel que la rodea; principalmente sobre mí
Me hechiza la forma en la que es tan risueña, pero muy suya la mayoría de las veces; la manera en la que podría ser un mosaico de mentiras perfectas y hacerte creer que en sus palabras no existe ni un ápice de falsedad; ser escandalosa y magnífica; la típica niña “tranquila” que, al conocer a fondo, es un mar de ideas y emociones, y termina por ser de todo menos típica. Ella es el pequeño rayo de sol al que te postras cuando hace frío; la excepción de toda regla. Nunca sabes si te va a amar u odiar, podría ofrecerte todo o nada; puede ser tu cura o tu enfermedad. Tiene un gusto muy fuerte y exótico en su interior, y a la vez, la poesía en sus labios.
 En un principio, cuando me otorgó el gusto de conocerla, no fui capaz de distinguir si sus palabras frías eran puñales directos, o balas perdidas que terminaron por herirme, pero su impacto fue tan mágico que, cuando logré notar el efecto de dichas palabras, no era capaz de distinguir si caía o me brotaban alas. Ella es el tipo de música que escuchas con los ojos cerrados; es una especie rara de refugio en el que sabes que siempre eres recibido. Posee una belleza inefable que no cualquier mortal es capaz de distinguir en su totalidad; y, aunque de alguna manera, su pensamiento siempre viene disfrazado, cuando logras quitarle toda aquella vestidura, te topas con un juicio digno de una mente maestra. Ella es diferente, inevitable, espontánea y conservadora a la vez, brillante a niveles cegadores. Es ella, sencillamente ella.
Realmente entiendo ahora el por qué me retaste a que pusiera el ojo sobre ella, ya que en un primer instante, es una mujer fría y apartada que se esconde tras una muralla formada ladrillo a ladrillo por decepciones y dolor, pero una vez que logras atravesarla, de una manera u otra, llegas al reflejo de la niña pequeña que un día fue; aquella niña que, a pesar de todo, le sigue brindando su esencia pura y delicada.
Así como me permitió el privilegio de verla rota y vulnerable, todavía espera ser el paisaje de algún fotógrafo, la nota que le falta a aquella canción para que sea perfecta, el motivo de desvelo de un alma, el arrebato de aquel escritor que no para de buscar maneras de expresar su romanticismo. De alguna manera, en ella sigue viviendo la esperanza de ser el por quién de cualquier obra de arte; de cualquier artista…
Yo por mi parte, anhelo que  en algún punto de nuestra cruzada historia, ambos seamos capaces de que su coraza protectora y todas aquellas desilusiones sean desmanteladas, y que por una vez le otorgue a alguien el dicho de conocer más allá de su yo superficial, y me permita dar con esa niña oculta que ha permanecido encerrada tras esos muros por tanto tiempo. Sinceramente espero que ella logre verse con los mismos ojos con los que yo la contemplo cada vez que la tengo cerca. Unos ojos que no ven las múltiples imperfecciones de las que ella no puede evitar percatarse, y que finalmente ella se quite aquel miedo cegador que no le permite darse cuenta de que, más allá de ser una carga a la espalda de todo el que la acompaña, es un auténtico privilegio.
Siento mucho si te fallé esta vez, Samu; pero agradezco mucho que me hayas planteado este insignificante juego de niños para entretenernos aquella noche en Barcelona; ya que gracias a tu propuesta la conocí a ella, y cometí uno de los errores más hermosos que podría cometer: conocer a un alma de la que, en otras circunstancias, no me habría percatado. 

A. R. F.

Segundo Premio. Modalidad Bachillerato

K. C. P. 1.º de Bachillerato.

El olor repugnante de la prisión me tiene asqueado desde que llegué, y la falta de intimidad por un maldito segundo está haciendo que la ansiedad salga a la luz viéndose obligada a quedarse. Aún no puedo entender cómo terminé en este lugar, apenas había conseguido un trabajo después del incidente en mi anterior empleo, y guardo la esperanza de que mi caso sea resuelto para jamás volver a pisar un lugar tan inhabitable, incluyendo el convivir con once personas en cinco metros cuadrados.
- ¿Cómo terminaste aquí? - Una voz masculina me saca del fondo de mis pensamientos, haciéndome pegar un brinco- Disculpa no quería asustar.
Me acomodo en mi puesto y escaneo disimuladamente al muchacho que se sienta a una distancia considerable y se lo agradezco internamente además de ser la primera persona que me habla después de tres largos días aquí.
-No se preocupe- le respondo- Y no he hecho nada.
Al parecer mi respuesta le hace gracia porque suelta una risa extraña que me hace tensar, y retractarme de haberle agradecido, ahora solo quiero que se largue, por alguna razón debe estar acá.
-No estás hablando con la policía, y no diré nada, a fin de cuentas, estamos en las mismas condiciones- Y hace un movimiento con las manos que encierra la diminuta y desagradable prisión.
Por alguna razón la presencia de esta persona me hace sentir nervioso e inseguro, como si desprendiera de él una ola de aire caliente y peligroso que por alguna razón es visible para mí, además me advierte que no debo acercarme a pesar de esa sonrisa amable y rostro delicado que me piden a gritos que confíe. 
-Supongo que sí- Y me sorprendo porque la falta de interacción es mi único justificante en este momento para haber aceptado.
HACE CUATRO DÍAS
-No sabes cuanto me alegra que hayas conseguido el trabajo- Me dice muy animada mi madre estrujándome las mejillas al punto de hacerme daño.
- ¡Ay! ¡Mamá! - le digo en tono de protesta.
-Ay lo siento. hijo, es que estoy tan emocionada- Y me suelta, volviendo su atención a la masa de galletas que prepara- ¿Y cuándo empiezas?
-Mañana- Le respondo acariciándome las dolidas mejillas.
-Qué bien, cariño, es un nuevo comienzo, sé que es difícil para ti volver a este mundo de recoger botellas de vidrio en las tiendas, pero mira el lado positivo, ganaste mucha experiencia en esa empresa en la que estabas, y no fue culpa tuya que no dieran la talla y hayan quebrado, así que da lo mejor de ti- Me regala un pulgar arriba lleno de masa que me hace soltar una carcajada.
-Gracias mamá- Y le doy un beso en la frente y así escapar de una posible charla de madre.
Me levanto muy temprano a las cinco de la mañana, arrepintiéndome de haber vuelto a la rutina de recoger botellas de vidrio, lo cual me molesta, pero me abstengo de empezar el día de mal humor, así que me ducho con agua fría, me visto, y en menos de media hora ya estoy tomando el desayuno. Mi madre me da la bendición y un “Dios me lo bendiga” y es lo único que me falta para salir de mi casa directo a la tienda de Don Pancho. 
A pesar de no conocer al verdadero jefe que dirige la tienda y que Don Pancho siempre nombra por “El señor Jeffer Espitia” que describe como un hombre guapo y muy elegante, don Pancho siempre me ha parecido el que verdaderamente dirige ese lugar, siempre con su carácter para mandar y saber qué es lo que más le da ganancia para acomodarlo en primera fila.
Al llegar, Don Pancho me manda directamente a conducir el camión, ya vacío y listo para empezar el recorrido, lo que se me hace bastante extraño, pero lo paso por alto, y me limito a ponerme en marcha para hacer la primera parada, aún es bastante temprano así que reduzco la velocidad ya que no es común que abran las tiendas antes de las siete, lo que confirmo al llegar.
Me estaciono donde normalmente lo hacía, apago el motor, y espero a que abran, dejo la radio encendida y suena una linda canción que me hace olvidar por tres minutos que estoy trabajando, pero lo que realmente me saca de mi “empezamos bien el día” es ver una patrulla que se estaciona en diagonal al frente donde salen dos patrulleros con armas en la mano apuntando al vidrio del conductor como el criminal más buscado de todo el país.
- ¡Baje del vehículo con las manos en la cabeza! - Resuena en mi oído izquierdo por un altavoz que proviene de otra patrulla que no vi llegar, ubicada justo al otro costado del camión, así que me bajo muy despacio y con las manos en la nuca.
-Disculpe, creo que está arrestando a la persona equivoc..
-Silencio, todo lo que diga será usado en su contra hasta que se demuestre lo contrario señor Jeffer - dice el oficial, agarrando mis muñecas con brusquedad para esposarlas.
- ¡Revise mis papeles! ¡No soy quien buscan! Mi nombre es Nelson Pérez, tengo 23 años, vivo en Calle López doce- le suelto al oficial y empiezo a notar mi pesada respiración- mis bolsillos, en mi bolsillo están mis documentos.
El patrullero saca de mi bolsillo mi billetera y lo lee.
-No mienta señor Jeffer, queda arrestado.
Le omití el nombre de mi jefe al muchacho sentado junto a mí y el mío también.
-Lamento lo que te pasó- Me dice con una sonrisa torcida- Oh, y no me había presentado, ¿Eres Nelson verdad? 
- ¿Cómo lo sabe? - Y me paro disparado de la cama como si quemara, haciendo que el resto posara su vista hacia mí.
-Siempre sé el nombre de los que trabajan para mí- haciendo la sonrisa más maliciosa y grande que pude ver- Soy Jeffer- y hace una pausa- Jeffer Espitia.
 Basado en hechos reales.                                                      

 K. C. P

Segundo Premio. Modalidad. 3.º y 4.º ESO

“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”.

El Camino. Miguel Delibes.

                                                                                                                          

Os voy a contar cómo he muerto. Sí, habéis escuchado bien (en este caso leído). Ja, ja, ja… Estoy muerto.
Todo empezó aquel día cuando publiqué mi relato; de no ser nadie, me volví alguien famoso.
Me aburría y comencé a escribir críticas sobre aspectos de mi barrio con los que no estaba de acuerdo. Al parecer, esto les encantó a los adolescentes y empecé a ver cuotas de mi libro por twetter. Inicié un movimiento social sin ser realmente consciente de la repercusión de lo que había escrito. Por supuesto, los medios buscaron al autor de Mi barrio y sus verdades y me encontraron a mí. Esto provocó que a su vez mucha gente cuestionara lo que ocurría en sus propios barrios, y las críticas, que en un principio me hicieron famoso, también fueron la causa de mi muerte.
Recibí premio, becas y todo ese montón de mierda. La verdad es que antes del premio estaba bien económicamente y me gustaba mi anonimato. Si no hubieran publicado el libro, las cosas habrían sucedido de otro modo, pero sucedieron así. Por lo visto, me excedí al mostrar las verdades de este barrio, eso no gustó a los de arriba y decidieron silenciarme para que no escribiera más. Esa es la razón por la que estoy muerto o eso creen todos.
Escribo esto dos años después de los hechos para confirmarlo… estoy muerto.

 L.C.B.

Segundo Premio. Modalidad 1.º y 2.º ESO.

“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”.

El Camino. Miguel Delibes.

Hace un tiempo fui a Egipto para hacer un trabajo de investigación. Yo no quería realizar el viaje ya que le tengo fobia a los aviones o a cualquier medio de transporte que no sea un coche; sin embargo, tuve que realizarlo debido a que, si no viajaba y no hacía la investigación, me echaban de mi gran trabajo.
El viaje tenía que durar aproximadamente entre dos o cinco meses como máximo; y me dejarían hacer un poco de turismo si sobraba tiempo.
Estaba a un mes de viajar. Como tenía miedo al viaje, tuve que hacer terapia; me recomendaron que viajara con algo muy valioso para mí. Yo pensé en mi perrito. Averigüé si podía viajar conmigo, y me dieron una buena noticia: ¡Sí podía viajar conmigo! Debido a esto, me puse muy contenta y más tranquila.
Cuando llegó el día de viajar, mi primo me llevó al aeropuerto. Eran las 20:00 p.m. y estaba muy tensa ya que en media hora viajaría. Recordé las recomendaciones de mi terapeuta y las puse en práctica.
El viaje fue bien: estuvo tranquilo. No me faltó la respiración en ningún momento. La mayoría del tiempo dormí con mi perrito acurrucado junto a mí, cobijándose en mi regazo.
En el momento que me bajé del avión, me dio un sofoco y me tuvieron que reanimar y ventilarme. Llegó un médico y, al rato, me dijo que el mareo era debido al cambio de temperatura.
La investigación me fue muy bien. Pasé por las pirámides; fui a un desierto desconocido.
Ascendí profesionalmente, conseguí un mejor puesto y perdí la fobia a viajar.
Con esto aprendí que a veces de lo malo se obtiene un beneficio.  

P.L.S.

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